La jubilación del médico

«Planifique el futuro porque es allí donde pasará el resto de su vida».

Mark Twain

Dr. Thomas P. Owens
El término jubilación y jubilar originalmente proviene del latín inbitare cruzado con jubileo que era lo que se daba como recompensa por cumplir cincuenta años de trabajo, el año del jubileo. También significa alegrarse y regocijarse.

Júbilo se define como una viva alegría con signos exteriores pero otra acepción de jubilar es la de desechar por inútil una cosa o el hecho de dispensar de trabajar a una persona por decrepitud.

Se da a entender que jubilación es un momento que debe dar alegría, felicidad y placer y llenar de júbilo a la persona involucrada.

La persona humana racional en lo profundo de un ser busca la autorrealización, lo que Maslow describió como el «nivel V» y Satir describe como la «olla rebosante». Mal o bien la persona trata de alcanzar estos elevados niveles de felicidad durante su vida de trabajo de tal forma que pretende disfrutar esa alegría después de su jubilación.

Por felicidad se entiende un estado de contento y de satisfacción y un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Esta felicidad se hace pública por la alegría que son las palabras, los gestos y los actos con que se manifiesta el júbilo. Por placer entendemos el contento de ánimo, el beneplácito y una sensación agradable, diversión o entretenimiento, más bien en los aspectos más mundanos de la vida.

El término pensión es solamente una parte de la jubilación: es la asignación de un estipendio, en el caso de quien se jubila, la pensión por vejez.

Es entonces que encontramos varias acepciones de «jubilación» pero la inicial y clave es la de gozo y júbilo por haber alcanzado una meta, con o sin «pensión» de vejez el cual será el estipendio.

Si consideramos que en la vida del médico o de cualquier profesional la búsqueda se centra en conseguir lo mejor de la felicidad con un nivel V de Maslow o una autoestima bien elevada puede haber un desmejoramiento notorio o catastrófico con la jubilación y entonces ésta es más crisis no- normativa y estresante que júbilo y el sustrato de la preparación para la jubilación es que con la misma la crisis sea una normativa y lo más llevadera posible. Esto en nuestro medio es más importante puesto que no se reconoce el valor del jubilado ni su función clave en la sociedad.

Diener, de la Universidad de Illinois, en 1980, delinea cinco parámetros para medir la felicidad de cada uno de nosotros, a saber:

1. En muchas formas, mi vida está cerca de mi ideal.

2. Las condiciones de mi vida son excelentes.

3. Estoy satisfecho con mi vida.

4. Por ahora he conseguido las cosas importantes en mi vida.

5. Si pudiese vivir mi vida nuevamente no cambiaría casi nada.

Dando un valor de 7 como máximo y 1 como mínimo, de 31 a 35 sería lo óptimo y de 5 a 9 sería de alguien en extremo insatisfecho con su vida.

Lyubomrsky, psicóloga de la Universidad de California, enumeró sugerencias para obtener satisfacciones en la vida:

l. Cuente sus bendiciones cada semana, desde las más importantes como las más mundanas, como el primer paso de mi hijo.

2. Practique actos de caridad como ser cariñoso o tierno con otros.

3. Disfrute de los gozos de la vida, como comerse una fresa dulce y manténgalos en su memoria.

4. Cuando sea posible agradezca, mejor por escrito y en persona, a un tutor o colaborador.

5. Aprenda a perdonar, sin permitir que el enojo o resentimiento le quite la paciencia.

6. Invierta tiempo y energía en amigos y en familia que son los factores que más satisfacción ofrecen.

7. Cuide su cuerpo por medio de sueño reparador, ejercicio, estiramientos, sonrisas y risa.

8. Desarrolle estrategias para oponerse al estrés y a las dificultades. Creer realmente en el dicho «lo que no me mata me hará más fuerte».

En un estudio de la felicidad mundial por la institución «Estudio de Valores Mundiales» ( WVS del inglés) llama curiosamente la atención que los países más felices fueron Nigeria, Colombia y Venezuela, seguidos cercanamente por Irlanda, Holanda, Dinamarca y Suiza. Llama la atención que países pobres latinoamericanos compiten favorablemente con países nórdicos y asiáticos del primer mundo donde parece ser que la pobreza no produce desaliento sino que lo primordial es un rasgo hereditario, lo social, el optimismo, la unidad familiar y un espíritu positivo en la vida. Todavía no se ha estudiado a cabalidad cual es la sensación de felicidad de los jubilados en distintas sociedades y si ésta sensación de felicidad concuerda con la condición económica u otras. Lo que parece ser cierto es que la democracia incide en la satisfacción y alegría de los cuidados, como se advierte en Suiza donde el proceso democrático se deja ver en múltiples plebiscitos anuales que hacen que la gente siente que dirige la política de su país.

Lo que sí se ha comprobado es que el dinero y la riqueza material no lo es todo.

Entre los indigentes de Calcuta en la India hubo muchos felices, porque se comparaban con otros cercanos a ellos, de la clase media, que no se encontraban mucho mejor, puesto que el hiato entre unos y otros no era tan significativo. Nos queremos comparar con los asalariados de los países ricos cuando somos un país pobre, con una disparidad de ingresos entre ricos y pobres exagerada, donde ricos viven en palacetes, al frente de villas miseria.

Atchley ha descrito seis etapas o fases de la jubilación:

1. La fase remota: a inicios de la fase laboral se consideran algunos aspectos financieros pero no se hace mucho para prepararse para la jubilación.

2. La fase cercana: Se considera una fecha o un año para la jubilación y habrá fantasías sobre lo que se hará al jubilarse, pero casi nadie desarrolla un plan.

3. Fase de «luna de miel»: los primeros meses de la jubilación donde se actúa sobre las fantasías.

4. Fase de desencanto: Aburrimiento, falta de un quehacer con algún significado, sin ninguna contribución a la sociedad.

5. Fase de reorientación: donde se buscan y encuentran nuevos papeles y se renueva la autoestima.

6. Fase de estabilidad: donde se puede llegar a una rutina satisfactoria que en algunos casos nunca se alcanza.

Consideramos los pasos previos y salta la idea de que la preparación sensata para la jubilación debe iniciarse en los años iniciales de nuestra práctica profesional. En forma grosera nuestra vida pasa por solamente tres estadios: el primero, los 25 a 30 años de estudios, el segundo, los 30 a 40 años de vida activa profesional de trabajo y un tercero, de 20 años de jubilación. Muchos consideran son tres etapas de igual duración.

Podemos comparar la preparación para la jubilación con la prevención de la osteoporosis. Es muy tarde prevenir la osteopenia y osteoporosis cuando se cumplen los 60 años de edad. Para entonces no pueden restituirse los osteoblastos ni depositar más calcio, lo mismo que llegar a los 60 sin estar preparados anímica ni financieramente para los próximos años. Es más, muchos médicos advertimos, parece quieren intentar una nueva vida a esa edad; encuentran algunas amigas, tienen hijos, compran casas, disfrutan auto nuevo, invierten en cosas de alto riesgo, como si iniciaran su vida de trabajo nuevamente.

A la muerte de un médico, compañero, nos sorprendió en el sepelio un grupo de niños en la banca primera del templo y preguntamos: «¿Es que acaso era el médico de algún Kinder?” a lo cual nos respondieron: ¡»No, son sus hijos más chicos»!

Estas etapas de jubilación nos recuerdan las etapas descritas sobre la clasificación de secuencias para tratar el alcoholismo o tabaquismo: pre contemplación, contemplación y las etapas del duelo o las fases de respuestas a una crisis de Kubler – Ross de negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación.

Weisman ha descrito cuatro etapas del retiro o jubilación:

1. Jubilación incipiente: antes de jubilarse o «jubilación en camuflaje», etapa de críticas de ambos cónyuges por estar más cansados o hastiados y pensar si la respuesta mejor es dejar de trabajar.

2. Semi –jubilación: Es un momento de indecisión donde se cortan las labores de trabajo pero esto parece falso y es para ver «cómo se siente» o para suavizar el síndrome de abstinencia» al dejar de trabajar.

3. Jubilación oficial: todos, familiares, amigos y compañeros, reconocen su jubilación, le ofrecen un homenaje y pasa unos meses de «luna de miel» pero es vital que haya hecho planes para este evento.

4. Jubilación terminal a final del retiro: se espera del jubilado buen comportamiento, que pueden tener ingresos para mantenerse decorosamente y no ser un lastre para otros. Al tener nuevas actividades, rutinas moribundas, pocos pasatiempos y ninguna otra meta vendrá la depresión y frustración.

Para prepararse emocionalmente para la jubilación se tocan listas de sugerencias como la de Liss:

1. Debe considerar el médico que la jubilación es un cambio drástico para el cual hay que prepararse, como el matrimonio o la escogencia de una profesión.

Aquí hay factores que se consideran de cambio, estrés, aislamiento, esperanza frustrada que recuerdan a Mc Whinney como aspectos que predisponen a enfermedad.

2. Su salud y la de su esposa y seres queridos se verá afectada.

3. La prevención debe ser mejor enfocada porque estamos más vulnerables.

4. Un ingreso mensual fijo no es suficiente si se presenta lo inesperado en gastos, enfermedad severa o tragedia.

5. Debe anticiparse al periodo terminal de empobrecimiento de la salud.

6. Búsqueda de un sistema de apoyo social que no sea solamente el de colegas y familia.

7. Participación en actividades y proyectos que tengan significado para plena auto satisfacción.

8. Identificación como no solamente un médico practicante.

9. Preparación para que la esposa o el esposo juegue un papel más importante en su vida.

10. Considerar, como dice Liss, que la «jubilación es el postre de una cena gourmet», no una etapa degradante del final de la vida. El sentirse valioso y querido a estas edades señalará que la vida de trabajo ha tenido buen fin.

Como dijo la madre Teresa, » la enfermedad peor de hoy no es la lepra ni la tuberculosis sino la sensación de no ser querido».

En una encuesta de Shahady en Estados Unidos, las razones dadas por los médicos para jubilación fueron las siguientes:

* Deseos de encontrar otros intereses 38%

* Necedad de las imposiciones del gobierno 38%

* Más tiempo para viajar 35%

* Frustraciones con compañías aseguradoras 34%

* Tener más tiempo para la familia 28%

* Síndrome del quemado y mayor edad 22%

* Problemas de la administración de la clínica 22%

* Mi salud que declina 17%

* Otras razones 17%

* Más tiempo para leer 9%

Claro que estas son razones que no se pueden extrapolar fuera de los Estados Unidos pero si dan algunas indicaciones.

En la misma encuesta se preguntó a los médicos cuáles eran sus preocupaciones principales acerca de la jubilación y el resultado fue:

1. No tendrá suficiente dinero 55%

2. Me aburriré 30%

3. Mi salud 30%

4. Mantenerse actualizado 29%

5. Terminar mi contribución a la sociedad 24%

6. Mis pacientes no quieren que me jubile 23%

7. ¿Quién cuidará de mis pacientes? 15%

8. No sabré cómo usar mi tiempo12%

9. Cómo serán las relaciones con mi esposa 10%

10. No tengo otros intereses 5%

11. Otros 14%

El ideal es que al llegar a considerar la jubilación se hayan cumplido en el médico las tareas o etapas de una vida llena. En la primera, la de identificación, desarrollamos los valores, la pasión y un autoconocimiento que nos ayudará a facilitar una futura separación de nuestros pacientes.

Otra tarea es la de intimidad en la cual se desarrolla una relación recíproca con otra persona que significa compromiso.

Una tercera etapa, la tarea de consolidación en donde acusamos alegría y contento con nuestro quehacer de médico.

Una cuarta etapa es la de generatividad en la cual nos comprometemos a pasar a otras generaciones, estudiantes, familiares y pacientes nuestras experiencias y conocimientos.

La quinta etapa es el mantenimiento del significado o el sentido de las cosas que significa seremos un archivo, un faro de cuidador de bibliotecas y datos generacionales.

La última etapa es la de integridad, la tarea final, en la cual establecemos un balance entre la declinación de lo físico en nosotros pero al mismo tiempo la expansión del conocimiento sobre el significado de nuestra vida.

Estas etapas descritas por Vaillant nos sirven de orientación para llenar nuestras vidas, en la preparación para una jubilación. Son etapas de maduración pero también de envejecimiento.

Crowley ha dicho que nos sentiremos viejos cuando:

Hay más y más botellitas de medicinas en la mesa.

Cuando cada año se nos alejan más los pies de las manos.

Cuando cada día nos duele un hueso más.

Cuando decide no manejar más de noche.

Cuando usa un zapato negro y otro chocolate muy probablemente habrá un par similar debajo de la cama.

La preparación para la jubilación debe iniciar en la juventud, como dijimos sobre la osteoporosis. Debe ejercerse la acción sin titubeos, como dijo John F. Kennedy: » hay riesgos y costos en un programa de acción pero serán mucho menores que los riesgos a largo plazo y los costos de una inacción confortable».

Deben afrontarse con valor y vehemencia desde el principio al recordar el optimismo de Nietzsche que decía» Lo que no me destruye me hará más fuerte».

Debe planificarse con responsabilidad y con seriedad y asesoramiento. Todo médico debía tener un asesor social y uno financiero así como tenemos tutores médicos.

Durante nuestra vida de médicos las cuatro primeras etapas del ciclo de Duvall serán las más costosas y corresponden aproximadamente a las de identificación, intimidad y consolidación de Vaillant. Arrancan bien estas etapas si:

a. Se hereda una fortuna

b. Consigue esposa adinerada, o

c. Se casa con una mujer profesional capaz y trabajadora.

Se tiene, desde joven médico, que considerar un plan compartido entre los cónyuges.

Cada pareja tendrá un escenario distinto. Si son de clase pobre podrían no requerir muchos ahorros porque con jubilación de mil quinientos balboas mensual para ambos podrían cubrir sus gastos básicos. Pero si se hallan en un estrato social elevado, para mantener su autoestima requerirán mucho más para cubrir los gastos de casa de campo, vacaciones prolongadas, vida social activa, gastos de autos de lujo, un yate, o ciertas extravagancias. Conocemos ejemplos de todos estos.

Para cubrir el 50% aproximado que se pierde con la jubilación es necesario un ahorro de 200 mil balboas, para obtener mil quinientos mensuales en una cooperativa. Quienes tenían estos ahorros en plazos fijos bancarios recibirán hoy no más de seis mil anuales que no les sirve de mucho hoy día. Se aproxima a estos dividendos cooperativistas la inversión en bienes raíces ya que cuatro apartamentos de cincuenta mil balboas cada uno rendirían una mensualidad de unos mil seiscientos balboas. La inversión en inmuebles más costosos es riesgosa, en virtud de que cuanto más alto el alquiler más difícil poder alquilar.

Los inmuebles que se alquilan hace años mensualmente a uno por ciento de su valor total ahora devengarán poco más de medio por ciento de su valor en el mercado mensualmente.

Si el médico se inicia desde joven con un salario tiempo completo, obtiene un empleo tiempo parcial y dedica más horas a práctica privada tiene mucho más garantizada su jubilación aceptable. En estos casos es usual una jubilación parcial, al dejar el sueldo completo y continuar con otras actividades.

En el aspecto anímico y social la jubilación también debe planificarse en forma temprana y racional. Lo más recomendable es organizar el tiempo en actividades de orden sedentario y ejercitación física en cosas que apasionen al médico y pueda realizar. Pero uno no puede desarrollar entusiasmo en algo que no disfrutó de joven; no va a leer la Guerra y la Paz o la Montaña Mágica si de joven no gozó con la novela; no disfrutará de Brahms en la vejez si no lo probó en sus años de médico – joven; no aceptará pintar si no tomó un pincel anteriormente.

Hay que cultivar la salud mental desde los años mozos para tener muchos intereses y variados intereses en la edad de adulto mayor. Algunos «hobbies» apasionan a jóvenes pero fracasan en el jubilado y es por eso que debe cultivarse más de uno y deben ser apasionantes. Deportes como el golf, el ajedrez, la pesca, los bolos pueden ser aptos para la tercera edad. Deben ser apasionantes y favorecer la autoestima.

La vida social activa favorece» la salud mental a pesar de que la sociedad nuestra desmerita al anciano y le reduce su autoestima. Algunos cambian el enfoque de su profesión hacia ejecutorias valiosas como servir de asesor en agrupaciones médicas, crear organizaciones caritativas, compartir en congresos médicos, ofrecer giras médicas o comunidades necesitadas y otros.

Algunos se planifican de tal forma que obtienen más de una profesión. Hay quienes se jubilan como médico y continúan como abogados, maestros o en negocio o empresa pequeña proPIa.

La preparación para la jubilación también significa la continuación de la relación de pareja pero en otro contexto. Un buen matrimonio a los 50 años significa un envejecimiento positivo a los 80. Para Vaillant, la generatividad, el compromiso, la tolerancia y el humor son lo fundamental; si no existen estos factores la crisis normativa de la jubilación será más difícil. Es por esto que para la jubilación la preparación debe ser de ambos, y a largo plazo.

El almirante de la flota de Estados Unidos, Dr. Bob Higgins, jubilado amigo, hace 11 años, todos los años nos envía una carta de lo sucedido ese año y resulta ser algo maravilloso la multiplicidad de anécdotas y los variados viajes y reuniones con familiares y amigos que se producen mes a mes. Pareciera que jubilado se encuentra más ocupado que antes. Esto es signo de salud mental, de plenitud espiritual y de vida rozagante.

Para resumir, como hacer que la jubilación sea feliz y provechosa:

1. Desarrolle una red social agregada

2. Descubra como jugar

3. Involúcrese con actividades creativas

4. Transfórmese en un estudiante permanente

5. La creatividad no disminuye con la edad

6. La habilidad de involucrarse aumenta con la edad y los núcleos de estrés disminuyen.

7. La sexualidad es más tranquila y buena parte de los jubilados la practican.

8. Uno posee una mejor perspectiva sobre la vida, sus recompensas y sus caídas.

9. La capacidad para amar aumenta y uno mejora en su autosatisfacción.

10. La ansiedad disminuye, la gratitud se profundiza y reina un sentido de gozo y de humor.

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